Escritor Decepcionado:



Ser escritor siempre ha sido una tarea difícil, tanto para mí como para cualquier otro, ya que, muchas veces ha sido una "no profesión" por así decirlo y mis padres siempre querían que me dedicase a otra cosa más productiva, que dejara de escribir sobre cosas sin sentido, pero yo realmente no podía evitar que las letras surgieran de mi mente con aquella facilidad, no podía cerrarle las puertas a mi imaginación y, mucho menos, al arte de la escritura. Mis padres provienen de una familia adinerada, al igual que yo, pero me excluí a mí mismo de aquella mentira, de aquellas máscaras que hacían de nuestra familia un auténtico circo; siempre que salían en cualquier programa de televisión como una de las familias más ricas de Estados Unidos, a mí solo me daban ganas de vomitar, eran famosos solo por su dinero y sonreían a gente que ellos mismos compraban para concederse caprichos, era patético. Así que, decidí aislarme.

Durante lo que fue una etapa muy solitaria en mi vida, aquella en la que todo el sentido de mi vida era escribir, empezaron a florecer ideas de todo tipo y era maravilloso aunque el miedo de todo escritor es que no le lean o que a nadie le interese lo que escribas, en ese punto me encuentro, incapaz de encontrar las palabras después de la muerte de mi mujer, una de las personas más nobles que conocía. Desde que el cáncer empezó a ser el protagonista en su cuerpo, lo único que podía hacer yo era estar a su lado, ya que, los médicos dijeron que su cáncer era terminal por haberlo encontrado tan avanzado. El día que murió, las ganas de realizar cualquier tipo de actividad y escribir, se fueron con ella, ahora no escribo nada que guste realmente al público al que le quiero transmitir mi amor por la fantasía y otros relatos que tienen que ver con la realidad social que muchas personas sufren en Estados Unidos. Toda mi vida había diseñado un mundo en el que era yo quien escribía y todos me leerían, simplemente por el simple hecho de que tengo práctica y escribo desde que era pequeño, mi madre no podía dejar que me despegara de aquella máquina de escribir vieja y en la que rechinaba cada tecla cada vez que ponías los dedos sobre ellas.

Una mañana llegué a casa después de un largo paseo por el parque, observando la diversidad de personas que pasaban a mi alrededor. Siempre que metía la llave en la cerradura y abría la puerta de mi casa, llamaba a mi mujer y miraba su foto al entrar, aquella que estaba situada encima del mueble debajo del espejo de la entrada:

- ¡Mary, ya estoy en casa! - grité más alto para que me escuchara, aunque estaba claro que nadie iba a responderme, ella ya no estaba - Solo ha pasado un año, pero es como si hubiera pasado un siglo desde que ya no estás aquí - susurré sosteniendo la foto que tenía en las manos, donde sus cabellos castaños y sus ojos del mismo color eran intensos, su sonrisa mostraba sus blanquecinos dientes y se podía ver a simple vista que se sentía feliz, al igual que su tez pálida, la cual, reflejaba que se sentía viva y realizada, con aquel cuerpo esbelto y exuberante, el cual, estaba adornado con un vestido amarillo bastante fresco, ya que, eran unas vacaciones que nos habíamos tomado para ir al Caribe, fueron geniales -.

Me miré al espejo dejando que las lágrimas corrieran por mis mejillas, ya estaba acostumbrado a ello, ya que, no había día que no la recordara y me echara a llorar como un niño que quiere un juguete y que hasta que no lo consigue no deja de llorar. Mi pelo de color negro estaba enmarañado, a causa del viento que hacía fuera, a veces no sabía por qué me hacía el pelo antes de salir, siempre se me quedaba hecho un desastre; mis ojos azules, ahora ahogados con mis lágrimas, los sentía algo caídos por no haber dormido demasiado bien desde hacía algunas noches, ya que, me preocupaba no haber escrito nada desde hacía más de un año; mis labios finos y rosados, ahora curvados a causa de haber llorado, aquellos que hacía tanto tiempo que no eran capaces de sonreír; mi cuerpo esbelto, perdido por aquello que me acongojaba pero que siempre me llevaba a aquella silla del salón cerca de la ventana para escribir algo, pero el cual, acababa levantándose de allí cerca de media noche sin haber escrito nada en absoluto.

Pero esta vez, iba a conseguir escribir algo, tenía que hacerlo, aunque nadie leyera nada de lo que escribo en mi página web sobre mis relatos. Escribir era algo necesario para mí, no podía desahogarme si no era de esta manera, necesitaba hacerlo, así que, me preparé una manzanilla para relajar los nervios que siempre recorrían mi espalda, avisándome de que tenía que dejar de pensar en cosas que no debía y relajarme de una vez, cosa que para mí era imposible, aunque para mis nervios fuera algo sencillo. Encendí el ordenador situado encima de la mesa del salón cerca de la ventana, para poder observar mi jardín, con aquel suelo lleno de hierba de color verdoso que hacía que mi mente se relajara; posteriormente, encendí mi equipo de música, situado en el mueble debajo de la televisión, sonando AC/DC, específicamente la canción "Highway to Hell", era sublime y perfecta para concentrarme en mi objetivo, escribir algo que realmente me hubiera afectado, algo que pudiera hacer que mi escritura fluyera y pudiera inspirarme más a la hora de escribir. Tuve que apagar el teléfono y desconectar todas las notificaciones que me llegaban de cualquier red social para poder estar en lo que me acontecía.

Así que, aquí estaba, con mi peor enemigo desde hacía un año: una hoja de word en blanco. Imaginé lo que me había ocurrido al ver la imagen de Mary, así que, decidí apuntar algunas cosas antes de empezar a escribir: hablar sobre Mary, cáncer, muerte, situación emocional provocada y vacío dejado en un hombre que ya no puede escribir a causa de su dolor. Parecía un buen comienzo, así que, decidí empezar a describir a Mary a grandes rasgos, más tarde, podría seguir hablando de ella con mucho más detalle; una vez realizado esto, me centré en su personalidad: fuerte, con mucho carácter, con buen sentido del humor, carismática, amable, romántica, apasionada, ambiciosa en su trabajo y bastante desconfianza cuando no conocía a alguien tan bien como debería. Después de plasmar todo esto en el papel empecé a perfeccionar y a añadirle más detalles para hacer que el lector entendiera de forma más clara la forma en la que yo lo expresara y la forma en que se iba a imaginar aquello que se me fue de las manos con un abrir y cerrar de ojos. Todo ello, me provocó una punzada de dolor en el pecho que no había sentido desde que me comunicaron la noticia de su muerte, era como si estuviera reviviendo aquello por segunda vez, pero debía seguir escribiendo. Seguí hablando sobre el tiempo que pasamos juntos y, seguidamente, hablé sobre el cáncer y su muerte, lo cual, no fue fácil para mí el intentar no llorar o el intentar no temblar cada vez que cogía el vaso de manzanilla.

Cuando llegué a la parte del vacío que provocó su muerte en mi vida, empezó surgir algo que salía del ordenador, algo que iba formándose conforme salía de él y se juntaba cerca de la mesa donde me encontraba escribiendo. Cuando se formó completamente, me quedé con la boca abierta y no podía dejar de mirar aquella forma casi perfecta que se asemejaba al cien por cien con el rostro y el cuerpo de mi mujer. Ella me miraba con aquellos ojos castaños y aquella sonrisa como si hubiera recibido la mejor noticia del mundo en aquel momento.

- Creo que estoy aquí porque tus dedos cuando tocan esas teclas y crean una historia, son mágicos - las primeras palabras que dijo me supieron a gloria, era la voz que siempre había querido oír cuando la llamaba cada día al llegar a casa, aunque ya estaba demasiado acostumbrado a no recibir una respuesta -.

- Creo que mi cara lo dice todo, ¿no? - añadí con una media sonrisa - Estoy confuso.

- Tú crees que tus relatos e historias no llegan a ninguna parte, pero realmente llegan a los corazones de las personas. He venido para demostrarte que es así, lo que has escrito ha hecho que salga del relato que estabas escribiendo - ahora, estaba todavía más confuso, mi cara estaba hecha un mapa - Escribes cosas tan mágicas que las haces reales, aunque no palpables. Realmente, soy algo que está flotando, soy como información que has creado ahora mismo, puedes crear más si continuas escribiendo.

- ¿Estás diciendo que lo que escribo se convierte en realidad? - era algo descabellado y, aunque fuera un escritor sobretodo de historias de fantasía, no podía creerme aquello - Eso es imposible, Mary...

- No digo que se hagan realidad, digo que puedes hacer que salgan de tu ordenador y se formen a tu alrededor. Lo mismo pasa con tus lectores cada vez que leen tus historias, aunque no tengas seguidores o no tengas tantas visitas como te gustaría. Eres único, Tom.

No era tan descabellado seguir escribiendo y comprobar aquello que decía, no perdería mucho más de lo que ya había perdido, además, simplemente era un documento. Escribí que Mary y yo estábamos en un bosque frondoso cerca de una enorme y preciosa cascada, en la cual, había sirenas sentadas en rocas y algunas de ellas bañándose en aquella cascada. Cuando levanté la vista, aquello estaba pasando justo a mi alrededor, aunque no siendo yo el protagonista, lo veía todo en tercera persona, era increíble.

- Sabía que ibas a hacer algo así - comentó Mary - Puedes crear todo aquello que quieras, todo aquello que te llene, dan igual las personas que te sigan o no, no importa si eres famoso por tus libros o por ser el hombre más maravilloso del mundo - mis mejillas enrojecieron, después de tanto tiempo, seguía siendo tímido - Siempre enrojeces - añadió riéndose de mi timidez, era algo que no podía evitar, a lo que yo también sonreí -.

- ¿Puedo hacer que te quedes aquí? - le pregunté con un susurro dudoso - Puedo tenerte aquí todos los días.

- Tendrás que estar todo el tiempo escribiendo, a todas horas para que yo salga - después de su hermosa sonrisa, continuó con unas palabras algo tristes - Vamos a sufrir estando así, puedes verme aquí y a tu alrededor, pero no vamos a estar juntos.

La verdad es, que tenía razón pero no podría dejar de escribir sobre ella para poder verla más a menudo y poder hablar con ella. Realmente, Mary había sido la única persona que había seguido mi trabajo de escritor más a fondo y era la que más entendía lo que yo quería decir con mis palabras. Valoraba todo lo que plasmaba en mis historias y relatos, leía cada palabra, la analizaba y ponía de su parte para hacer que más gente leyera mis obras; había sido sublime contar con ella. 

Al borrar la parte en la que salíamos juntos, inmediatamente desapareció de mi alrededor y, en contraposición, salió uno de los momentos más duros que compartí con ella: el momento en el que el médico nos dijo que su cáncer era terminal y que no iba a durar más de unas semanas. Todo salía vívidamente a mi alrededor y hacía que el dolor de mi pecho se intensificara y pudiera sentirlo como si estuviera presente en aquel momento y en aquel lugar. Seguidamente, hablé de su muerte más a fondo dando muchos más detalles que al principio; fui el único que estuvo a su lado en ese momento cogiéndole la mano fuertemente y dejando que me dijera el último te quiero al oído ahogándose entre lágrimas, hasta dejar salir su último suspiro. Especificar más cosas sobre el estado en que me encontraba después de haber pasado por la situación más dramática de mi vida, fue algo difícil, ya que, me pasaba los días tirado en la cama dando vueltas y sin salir de casa prácticamente; empecé a levantarme cuando mi madre venía cada día a sacarme de la cama y a ponerse como un guardia civil en mi puerta para que saliera y me moviera, si no hubiera sido por ella me hubiera muerto del asco. Por último, hablé sobre el vacío que dejó en aquella casa enorme planeada para que tuviéramos hijos y que ahora estaba desolada y con falta de luz, flores, ambientador y una mano de orden, era complicado hacer esas cosas si te pasabas el día pensando en este tipo de cosas y soñando con lo que pudo haber sido.

Tuve que corregir varios errores y describir con detalle más cosas pero, al terminar, me sentí realizado, con todo flotando a mi alrededor mirándolo en tercera persona, aún asombrado, aunque ella había desaparecido, después de la descripción realizada al principio del relato. Me prometí que aquello iba a ser un principio de lo que serían un montón de nuevos personajes, nuevas vivencias y experiencias formadas por mí y solo para ellos, esperaba ese momento con ansias. A partir de ahora ya no iba a importarme si me seguían o cuántas personas miraban mi página web, no era importante, me inscribiría en concursos para ir tomando contacto con el amplio mundo de los escritores e ir adentrándome en nuevas amistades que seguían los mismos objetivos que yo.

Lo que había sucedido en aquella habitación, había sido una completa locura y no podía creer cómo me había cambiado la vida en la escritura, ya que, era capaz de hacer que las personas vieran lo que yo veo, que olieran cada parte de las cosas que soy capaz de hacerles oler, hacerles sentir cosas tan intensas que puedan echarse a llorar, e incluso, hacerles reír, eso es lo increíble de escribir, hacer sentir, recordar, sonreír y expresar cosas a otras personas que ni siquiera conoces. Esperaba no desligarme de la escritura, había sido siempre mi amiga más fiel, el amor que siempre me había envuelto y el vacío que Mary había vuelto a llenar, siempre preocupándose por mí...

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