Páginas en Blanco:



La lluvia  cae con intensidad mientras observo a través de la ventana las preciosas y pequeñas gotas que caen poco a poco por el cristal, pensando que quizá debería ponerme a trabajar en mi libro. Sigo perdida, sin inspiración, pero sigo intentando que las palabras permanezcan como las nubes que residen en el cielo y la complejidad que siempre ha tenido mi vida. El vacío sigue en mí, incapaz de desaparecer por mucho que le grite, ni siquiera mi desesperación le hace volver atrás, tampoco el deseo de volver a ser quién era, una joven ilusionada por todo lo que la rodeaba que tan solo sufrió un pequeño tormento a lo largo de sus días, se compuso de un joven increíble con ojos verdosos, una sonrisa que iluminaba cualquier habitación y un cuerpo que envidiaría cualquiera, alguien que estaba lleno de promesas, todas rotas como su corazón.

Respiro profundamente delante de un ordenador algo destartalado y que pocas ganas tiene de funcionar como es debido, siempre torturándome con una página en blanco que mi mente es incapaz de rellenar y que mi cuerpo lo juzga como si no pudiera rehacer los pequeños trozos de mis recuerdos de montones de palabras poco encajadas y unos sentimientos incomprendidos de alguien que ha dejado que su esperanza desvanezca y que se ha perdido a sí misma. Hace mucho tiempo que vivo entre líneas, ni siquiera soy capaz de terminar una frase o abrir la boca cuando estoy en público, es realmente frustrante y tampoco encuentro el momento para sentirme yo misma. Cerré los ojos en señal de desesperación, llevaba un rato esperando ver alguna escena en mi mente que pudiera relatar en mi libro pero tan solo venían a mí trozos que no podía formar, pero de repente, un torrente de sucesos vino a mí como una ráfaga, recuerdos vivos de todas las promesas y las sonrisas provenientes de una mirada cautivadora y un andar sensual, no sabía si agradecerlo o apartarlo de mí para no volver a sentirme tan perdida.

- Pasaremos juntos el fin de semana, ¿de acuerdo? - me dio un beso en la mejilla mientras me rodeaba con el brazo derecho y me acercaba a su cuerpo - No me gustaría pasarlo con nadie más - sonreí como una tonta, creía cada palabra sin siquiera cuestionarla - ¿Dónde quieres ir?

- Me gustaría pasar la tarde en la playa y quizá, ir al cine y a cenar - le dije, tan feliz como pude mostrar, sin dudarlo un minuto, sin pensar en que muchas cosas podían ser tan solo sueños que no iban a cumplirse -.

Por supuesto, no apareció en todo el fin de semana desde que me dejó en casa aquella noche. En las mil veces que le llamé preocupada por él, no respondió hasta que por fin le oí completamente borracho y podía llegar a percibir voces de júbilo al fondo, se lo estaba pasando bien mientras yo me quedaba en casa frustrada de que ni siquiera se acordó de lo que prometió la mañana del viernes. Abrí los ojos poco a poco y me sorprendió ver algo que nadie podría creerse, algo que sería incomprensible para el ojo humano... Mi mente simplemente había traspuesto ese recuerdo de golpe a la hoja en blanco del ordenador donde anteriormente era incapaz de sacar nada en claro.

Leí varias veces aquellas letras que habían aparecido en la pantalla y estaban redactadas de una forma tan pulcra y bien cuidada que mis ojos estaban como platos. Intenté buscar una explicación a aquella descabellada situación pero, un increíble sopor que nunca había experimentado, se interpuso en ese sorprendente momento en el que las palabras empezaron a tomar forma y acabé dormida en aquella silla de escritorio, justo delante de mi ordenador. Todo empezó a avanzar hasta el punto en el que ya estaba cansada de mantenerme en la perspectiva de sus absurdas promesas, estaba en tal punto en que no dormía, no quería oír ni una palabra más salir de su boca porque me sentía traicionada, pero no pude evitar ilusionarme cuando me pidió matrimonio, se arrodilló ante mí con un anillo de compromiso que quitaba el hipo, aquel momento lo cambiaba todo.

- Claro que me casaré contigo - respondí, echándome encima de él con toda la ilusión que me embriagaba en aquel instante, creyendo por un momento que todo aquello era verdad y que realmente era importante para él -.

Pensó que con eso lo solucionaba todo pero, quería evitar creérmelo del todo. Empecé a estar muy ocupada con la boda, había mucho dinero de por medio y con pensamientos más allá de todo ésto, hacia nuestro futuro en pareja inmediato. Era tan inocente que pensaba que dejaría de hacer lo que hacía y se "reformaría" si asentaba la cabeza y se casaba conmigo, lo veía como una buena decisión, pero todo se disipó cuando me dejó sola en aquel altar preparado con preciosas orquídeas y no pude mediar palabra en todo el conglomerado de familiares que habían venido a presenciar el acto matrimonial, al parecer, se había pasado con la despedida de soltero y no iba a aparecer, fue capaz de irse a Tijuana y emborracharse como fue capaz, tanto que tuvo un coma etílico y despertó en el hospital completamente ido y sin saber exactamente dónde estaba.

Volví a abrir los ojos de repente con lágrimas en los ojos, no quería volver a soportar todos aquellos momentos dolorosos que alguien estaba obligando que tuviera, parecía como si alguien quisiera que siguiera escribiendo, que las primeras hojas se hubieran convertido en veinte, en treinta y en cuarenta conforme pasaba la tarde y los sueños tan vívidos que estaba presenciando en mi mente afloraran como venidos de ninguna parte. En el último suspiro antes de volverme a dormir, dije lo más alto que pude que quería una respuesta a todo aquello, que la exigía desde mis adentros con toda la potencia de la que era capaz, quería saber ante todo lo que estaba ocurriendo con las palabras en mi ordenador y en mis sueños, quería saber qué conexión estaba formando todo aquello.

La escena que presencié al cerrar los ojos, no era ni por asomo a nada de mi vida que me hubiese pasado, así que, interpreté aquello como la respuesta a mi pregunta. Se podía ver el precioso amanecer a mi alrededor y un hombre mayor de unos sesenta años acercándose a mí con una túnica rojo intenso sobre la arena que ambos pisábamos, al que poco a poco empecé a diferenciar. Vi su cabello canoso, las innumerables arrugas que poblaban su cara y aquellos ojos verdosos llenos de sinceridad, respeto y comprensión, aquel hombre me daba confianza, así que, le esperé hasta que llegó a mí y me envolvió con su calma.

- ¿Usted es mi respuesta? - le pregunté con la voz más tranquila que conseguí sacar de mí -.

- Soy tu inspiración - me quedé con la boca abierta, esa respuesta no me la esperaba para nada, estupefacta sería la palabra correcta - Me has tenido olvidado durante mucho tiempo.

- ¿Y las palabras en mi ordenador? - era lo que más necesitaba saber, quería algo más -.

- Te esforzabas mucho para que te salieran las palabras, no podías y tuve que sacar todo lo que tenías dentro y exteriorizarlo, no fue nada fácil - sonrió y, a la vez, se encogió de hombros - Soy muy creativo.

- ¿Cómo puede ser que...? - seguía increíblemente impactada, todavía no podía creer lo que estaba pasando. Miré a mi alrededor en señal de admiración, como intentando transmitir que aquello que estaba ocurriendo era imposible y que no podía encontrar ni un ápice de verdad en ello, pero después de todo, consiguió que supiera lo que quería decirme de una vez por todas -.

- Bienvenida a tu subconsciente, Jeline - estaba fascinada, ¿iba en serio? - He conseguido que tu mente pueda volar hasta aquí para responderte a estas difíciles preguntas que has estado intentando responderte sin éxito. Durante mucho tiempo has estado totalmente perdida, no has sido capaz de transmitir el dolor que sufriste, ese choque tan intenso desde el momento en el que te enamoraste de Deane hasta que te plantó en el altar, el proceso siguiente fue algo catastrófico para ti y te dejaste a ti misma, de hecho, me dejaste de lado por todo el dolor que experimentabas, ahora te he "obligado" a sacarlo a la luz, necesitas un desahogo de verdad y ese es tu libro, así te sentirás mejor y todo empezará a resurgir, tu vida será algo nuevo de lo que disfrutar y no algo que te pese - con esa palabras, consiguió que las lágrimas salieran a borbotones de mis ojos castaños, me acarició la mejilla y culminó con una preciosa frase - Y ahora, déjate llevar por las palabras y muéstrale al mundo quién eres en realidad.

Después de esta experiencia, mi inspiración empezó a resurgir más que nunca, sabía que ese hombre mayor lleno de filosofía estaba ayudando a mis palabras a completar aquellas hojas que antes estaban en blanco. Hice caso a todo lo que me dijo, de principio a fin, tuve el mayor número de personas que se sentían identificadas conmigo con todos los sentimientos que logré trasmitir y conseguí algo que había perdido hacía mucho tiempo, a alguien que, hasta ese momento se había vuelto desconocido y que no tenía un solo ápice de esperanza, ni siquiera una gota de dignidad: había vuelto a encontrarme a mí misma entre las páginas en blanco que empezaba cada mañana, esas páginas que me enseñaron quién era y cómo debía ser mi vida, gracias a esos ojos verdosos de una inspiración encontrada y unos recuerdos prometidos.

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